domingo, 6 de julio de 2008

Vale la pena abrir de vez en cuando el diario La Nación

Vale la pena abrir de vez en cuando el diario La Nación

hay que esquivar los hectolitros de grosero gorilismo que derrama

y perseguir algún fantasma, alguna flama

algún imago resurgido

porque no existe cultura

que no regurgite su malestar

y siempre a la derecha le fascinan los sincronismos junguianos

los relojes de arena, las clepsidras

y no las butifarras y los colchones

no por lo menos en público

porque entonces compañeros

las trescientas bañeras del palacio Álzaga Unzué

que no eran trescientas, eran infinitas e inabarcables

eran otros tantos Aleph desparramados

y para horror absoluto del diario La Nación

en su antesala como broche del Caos

Perón y Evita esperaban enjoyados

iniciar con el latido de sus voces

el Big Bang del Universo...

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