jueves, 28 de agosto de 2008

Las Palabras Nuevas



Las busco exactas,
como diamantes
como bloques entrecomillados,
como extrapolaciones
luego las intento semipreciosas y cercanas
como esmeraldas y rubíes y zafiros y amatistas,
como el nácar y las perlas,

pero entonces
vienen los cerdos
y sólo intento con las margaritas
alabo sus virtudes,
lo beneficiosas y vegetarianas que son,
y en todo caso...

atento al fracaso
de esta comunicación
convierto las palabras en sangrientos amasijos
arrastro todas las cáscaras de papa con el talón
mientras cocino ese mendrugo por el cual vendí el alma
mis palabras son fuego, mis palabras son mantra
agua estancada que fluye, agua corriente que se estanca
martirio, lucha, vuelo, prisión y esperanza

¡Que suenen como disparos en una habitación vacía,
como el reclamo de un animal salvaje,
que se pertenezcan a sí mismas, y a nadie más!

¡Que arrollen como una locomotora exacta
partiendo en mitades metáfora y metonimia!

¡Que recuperen su papel de Diosas
y narradoras del hilo de la realidad!

¡Que, desafiando ese perverso verso
que nos endilgó la mediocridad
acerca del consenso
se conviertan en un vehículo más tenso,
y si es necesario, más denso!

Preso
de esa precisa palabra
obseso
con su peso
de agujero negro
con su brillo de supernova

esta palabra única y reluciente
inalcanzable e inimaginable
recupera su filo de sable
su magia de mandrágora
su esplendor sonoro

para hacerse moco
en el oído y/o entendimiento ocluído
del auditor lector que estará distraído
por algún quilombo podrido
de su ser malavenido

y la puta que lo parió.

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