domingo, 18 de noviembre de 2007

Si llama la Tía Amelia

Si llama la Tía Amelia
diganle que no existe
que su no-sobrino de ella
nunca olió su perfume de camelias
o alguna otra flor que no rime pero huela bien
ni cuando telefoneó
o se apersonó
en la puerta de mi edificio
y quiso transpasar su frontispicio

y si la tía Amelia insiste
díganle que no soy yo
díganle que soy mi sosías
el fabricante de zapatos de Ramos Mejía
(que debe ser más flaco, más alto, más joven, más viril y quizás más lindo y con más éxito con las mujeres pero también indudablemente más estúpido, porque ese es un traje que se lleva mucho)

Y si la tía Amelia no llama
señal de su no existencia plana
de lo extinto de su flama
de su imposibilidad llana
de su vinculación insana
en un grado de parentesco que difícilmente nos sirviera para tramitar la ciudadanía italiana
por ejemplo
díganle que no la puedo atender
ahora
porque recién pasó un flaco
y lo que fumaba no parecía ser tabaco
y yo no tengo
así que me resultaría mucho más difícil todavía entablar una relación
en esas condiciones lamentables y espantosas

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